18 de junio de 2013

EL interesante edificio de MIGUEL PICÓ


Situado en la calle Pere IV 58-60 (antigua Carretera de Mataró), esquina con la calle Pamplona y con salida también a la calle Pujades, podemos aún ver uno de los pocos edificios del patrimonio arquitectónico industrial de nuestro barrio que aún se mantiene practicamente "virgen". No se trataba de una industria sino de  una vivienda almacén, que de hecho son dos edificaciones, propiedad de Miguel Picó i Jou, si bien parece que principalmente lo utilizó como despacho, y que acabó siendo ocupado por la empresa ya extinta de transportes, Comarcas Catalanas SA.
Miguel Picó i Jou, sucesor del negocio de Ramón Picó, se dedicó a una variada actividad industrial: molino de sal, depósito de tierras refractarias, carbón mineral y vegetal, ladrillos refractarios y fabricación de colores, pinturas y barnices. Como reza el anuncio que publicó el "Atlas General de Planos de las Capitales de Espana Con Industria y Comercio" de 1905 que nos muestra el Arxiu Históric del Poblenou.

La industria estaba situada a escasos cien metros de la casa, en la calle Pallars 105 y 107 (antes 63) y corresponde al mismo edificio, que años más tarde sería ocupado primero por la Hispano Olivetti y posteriormente por Permanyer SA., fabricante de las motocicletas Montesa.
Pallars 105-107
La casa fue construida posteriormente, pues en 1905 Miguel Picó compra los terrenos y comienza su edificación, que acaba firmando el maestro de obras Josep Masdéu y es finalizada en 1907.
Curiosamente delante de la industria hay un edificio, del que no he encontrado referencias, sólo que fue construido por las mismas fechas y cuya factura nos recuerda a la casa de Pere IV.

Pallars 112
De todas formas, las actividades que parece que dieron a Miguel Picó i Jou mayor éxito y fortuna como empresario fueron,  por una parte el comercio como armador en el transporte de la sal y por otra la de promotor urbanístico.
"La Publicidad" 8-1-1918
"La Vanguardia" 20-1-1924
En los años veinte se dedicó a la promoción de la urbanización La Granja, en Caldes de Malavella, donde tiene dedicada una calle, pensada para ser segunda residencia para la burguesía, con un parque para al paseo y que explotaba el atractivo y la moda de la toma de aguas termales de la época. 
Allí aún se puede contemplar la suntuosa torre que construyó dedicada a su mujer, Villa Catalina.

Villa Catalina (V..Esteras/A.Turbet)
Pero volviendo al conjunto de las dos edificaciones de la calle PereIV de nuestro barrio, cabe decir que está catalogado según la valoración que en su día hizo el Ayuntamiento como de Bien de Interés Urbanístico (Nivel C) y según aparece en su ficha el techo  del vestíbulo como las paredes de la escalera están decorados con pinturas. Aunque todo eso en los tiempos voraces que corren poco o nada ya significa.