Era una tarde soleada... de aún invierno, pero hacía casi calor por aquí, por esas calles que parecen enderezarse para recibir los rayos de luz, a sabiendas de su cercana muerte. Buscaba ese país donde Melodrama, el grupo del Poblenou, ensayaba su "Dilluns a Tànger", no llegué a su casa, pues aquella luz ya la encontré en el extremo más al oeste de Tánger, a pocos metros, un lugar de dificil localización si no fuera por los surcos que lo rodean, a un lado tangencialmente brotan las vías del tren y las de un meridiano lleno de coches, más arriba el nudo de Glorias, esa "plaza" con vocación de agujero negro. Lo que fueron pequeñas empresas están hoy cerradas o medio derruidas, transportes de mercancías o... de lo que aún queda en un pasaje, como una pequeña colección de recuerdo. Lo demás, viviendas abandonadas, okupas sin rastas y chatarreros furtivos. Salgo finalmente por Tánger, pues Pamplona se trunca en una pared y Alava conduce al triángulo de las bermudas, salgo y dejo esa esquina explorada que demuestra que cualquier parte de la ciudad es un accidente, no muy lejos se yergue aún el falo azul del progreso, quién sabe, si agotado ya.